En nuestra infancia pudimos escuchar con frecuencia el refrán español – «A palabras necias, oídos sordos«. Esta es una respuesta defensiva a expresiones que sentimos como duras, desagradables, dolientes o de mala intención, creando la falsa ilusión de que lo que otras personas nos dicen no nos afecta. Las investigaciones han demostrado que esta creencia es falsa, se ha demostrado que el lenguaje y la forma en que lo usamos puede ser constructivo, conectivo y mejorar la vida, o puede ser destructivo, alienante y deshumanizador.
Las palabras que elegimos hacen mucho más que reflejar lo que pensamos, también dan forma a cómo pensamos. Lo que decimos, y cómo lo decimos, puede afectar profundamente la cultura de una empresa. Para cambiar actitudes y comportamientos, comienza cambiando la forma de comunicar y cultivando el uso correcto de las palabras.
Necesitamos un nuevo enfoque de cómo nos relacionamos y nos comunicamos con los demás. La capacidad de conectarse con colegas a través de una comunicación positiva es fundamental para el éxito y el bienestar en el trabajo. En esta publicación exploraremos simples cambios en nuestra forma de comunicarnos y hablar, que fomentarán la colaboración genuina y transformarán positivamente la cultura de su empresa.
Cuando alguien te pide algo que te resulta difícil hacer:
Cuando alguien te propone una idea que consideras que no es viable:
Cuando alguien te propone un plan o proyecto que ya ha sido intentado con anterioridad:
Cuando un colega te comparte un idea que tu inmediatamente te cuestionas y quieres modificar o cambiar:
Cuando alguien tiene un requerimiento que sabes que no es posible satisfacer:
En tu próxima reunión, encuentro o interacción con tus colegas, piense antes de responder automáticamente prestando atención a estilo de comunicar. Déjanos saber si notas algún cambio de actitud en tu equipo.
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